«La Abuela Me Dejó Su Casa, y Ahora Mi Madre No Me Habla Porque Me Negué a Compartirla con Mi Hermano»
Desde ese momento, mi madre actuó como si no existiera, y nuestra relación se detuvo. Vivía como un robot, yendo a la escuela sola, haciendo mis deberes y, a veces, cocinando para mí misma.