«Llegué a la Casa de Mi Hijo y Nuera, Pensando que Podría Quedarme y Ayudar: Mi Hijo Me Dijo de Inmediato que No Había Espacio para Mí»
Hasta que mi hijo, Miguel, cumplió 30 años, éramos solo nosotros dos. De vez en cuando, traía a casa a alguna novia. Algunas veces, incluso parecía que el matrimonio estaba en el horizonte, pero siempre terminaba en una ruptura. Miguel siempre buscaba una relación seria y comprometida. Pero ninguna de estas mujeres creía en ello. La última novia dijo sin rodeos que no tenía intención de vivir con un niño de mamá. Para mí